Comentarios en el Facebook de Gradonoticias. Mary Valle: El Maracaibo sería fundado por moscones que vivieron en Ve nezuela, supongo. Es el edificio del fondo ?
El Maracaibo junto con el Infierno, El Riesgo, el Piruchu, Casa Alvarin, Bar Azul, Bar Madrid o Bar Asturias, formaban la ruta de vinos y tapeo mi “pandilla de juventud”:Xuaco, Prieto, Alvaro,Zapa, Guijarro,Ramon, Toño, Paco,Xuan, Gavi,Carlos etc.
El Maracaibo nos acogía para degustas aquel exquisito Llacón con grelos, las tapas de anguilas y la exquisita tortilla que Tita nos hacía sin cebolla por expreso deseo mio ya que por aquellas épocas odiaba el citado tubérculo.
La paciencia de Manolo con nosotros era digna de llamarlo “Job” en vez de Manolo siempre con aquel aspecto bonachón y aquella mirada socarrona que nos echaba cuando le decíamos “Lolo apúntanoslo”. Me viene también a la mente recuerdo de aquella vivaracha niña (que por desgracia, a diferencia de Julio no he vuelto a ver), hija del matrimonio, de grandes ojos negros, que nos cautivaba con si desparpajo y sus golpes infantiles, Sofi era un encanto de niña.
Como muy bien dice mi amigo Julio de La fuente, existía en el local una maquina de discos que funcionaba previa introducción de una moneda, creo que de peseta, de la que solo había otra igual en Grao en el local de la desparecida OJE. Esa máquina, en un principio, estaba nutrida mayoritariamente de discos del amplio folklore nacional pero, poco a poco, íbamos convenciendo a Manolo para que nos trajese los discos de moda de la época como los Relámpagos, Los Pequeniques, Los Bravos, The Beatles, Rollings, Archiduques y otros más; Manolo nos encargaba comprar, de vez en cuando, en una tienda de discos en Oviedo que creo se llamaba Discoteca ubicada en la calle Toreno o en Giovi en la calle Calvo Sotelo .
Existía también una maquina de “cañones” como nosotros la llamábamos en la que realizábamos verdaderos campeonatos de puntuación, siendo el máximo exponente en hacer dianas mi amigo Prieto, posteriormente modernizada y sustituida por otra de “marcianitos” donde el anterior campeón se superó.
Durante los años 78 y 79 una galería existente en la parte de atrás, fue lugar de reunión de la Junta directiva de la Hermandad de Santiago y Santa Ana, a la que habíamos accedido en sustitución a la presidida por el entrañable e incansable “Pitua”. Bajo la Presidencia de Fredo “Taboada” y actuando como secretario Chema Blanco y como tesorero este que suscribe, se tomaron decisiones tales como dar in giro espectacular a las fiestas de Santana decidiendo trasladar la fiesta a sus orígenes, es decir, a una jira de “prao”, Realizar un desfile de carrozas por la villa, editar un “libro de Fiestas” de carácter cultural (portfolio). Recuerdo, una anécdota más, la discusión mantenida con Chema Blanco en la que yo, como tesorero, me oponía a la contratación de unas Majorettes de Figueres (Girona), alegando la falta de presupuesto,a lo que Chema me espeto: pues si hay los fuegos artificiales que tu quieres contratar yo quiero encender Grao con mis majorettes. Al final triunfo su tesis y hubo las dos cosas (Santa Ana 1979)
En una ocasión, ante la escasez de dinero y a pesar del crédito que nos dispensaba Manolo (en ocasiones nos fiaba las consumiciones para pagárselas cuando recibíamos la paga semanal) a uno de los miembros de nuestra pandilla le dio dinero su madre para comprar unos pantalones “pa los domingos”, se dio la circunstancia que esto sucedió un viernes y la “panda” habíamos quedado en vernos en el Infierno (como era habitual). Tras vaciar varios porros de vino y echar unos cantarinos en la famosa casa de Lucifer, nos dirigimos al Maracaibo a “picar” algo; tras pedir varias tapas y unas “bombas” de vino, a la hora de proceder al pago observamos que sumando el pecunio de todos nosotros no llegaba ni para el pago del 10% de lo consumido, cuando íbamos a recurrir a Manolo para solicitarle el aplazamiento del mismo, uno de los nuestros dice “tengo yo dinero que me dio mi madre pa comprar unos pantalones si luego me lo dais lo pago yo todo”. Accedimos a la propuesta y lo pagó; a la semana siguiente tras cobrar todos nuestra paga semanal se lo devolvimos, pero el mismo día que se lo devolvimos volvió a ocurrir lo mismo y así estuvimos repitiendo la jugada durante casi dos meses hasta que un día la madre, de tan desprendido personaje, le pregunto por los pantalones…, al no poder dar una respuesta satisfactoria le conto a su madre la verdad. Os podéis imaginar la que se armo, lógico… eran tiempos de economía difícil….
Vaya desde aquí mi recuerdo para Manolo, Tita y Sofi y, como no,para nuestro contertulio Manolo “el cartero” con quien, a pesar de la diferencia de edad, manteníamos interesantes tertulias amarrados a un vaso de “tintorro” y si alguna vez se nos hacia tarde nos espetaba: “tirai pa casa que vais llegar tarde, yo enseguida llego”.