Voy en Alsa. Me fijo en que se nos cruza un coche cerrado apresuradamente: le cuelga de la puerta el cinturón. Un hombre se acerca corriendo y abre la puerta de golpe; pienso que le intenta avisar. No es así. Ante nuestros ojos se pone a pegarle una paliza al conductor
Inmediatamente nuestra intrépida conductora de autobús se baja y llama a la Guardia Civil, mientras yo hago lo mismo desde mi asiento.
En la centralita del 112 me informan de que están enterados pero que llegan «informes contradictorios».
La conductora intenta poner orden. El aparente agresor pide por gestos que se llame a la policía
El del coche aprovecha para aparcar el vehículo en el parking del Lidl, situado a la entrada de la recta de Peñaflor (Grado). Se baja. Es un señor de unos sesenta y muchos años rojo y tambaleante. ¿Habrá bebido? El otro es joven y musculoso.
Los dos adoptan postura de pelea. De un derechazo en la cara, el joven tumba al viejo en el suelo, que queda inconsciente mientras los curiosos que se habían acercado, intentan reanimarlo.