Los Obispos cuando se jubilan no abren la boca, salvo que les pidan algún consejo. Obviamente no soy de la curia eclesiástica, pero hay veces que es preciso decir algo, pues el que calla cuando puede y debe hablar, se entiende que consiente y, no es mi caso. Las turboglorietas o turborotondas son elementos canalizadores del tráfico y en ellos no se han de poner obstáculos a la visibilidad. Desde cualquier punto situado en la calzada anular a dos metros de la isleta central, debe verse toda esa calzada hasta la siguiente salida, o una distancia mínima de 50 metros, medida por su eje, hacia adelante si dicha salida estuviera a más distancia. Imaginemos que por poner tenderetes, cubos, etc. no vemos una ambulancia, un vehículo prioritario o incluso el accidente de un vehículo o, que venga en condiciones extremas. Es factible cualquier otra posibilidad, al mermarnos la visibilidad entramos en riesgo potencial. Y por último: las turboglorietas, a pesar de que personalmente me parecieron muy caras, no costaron nada al Ayuntamiento de Grado, ya que según me dijeron fueron financiadas con fondos del Estado. Eso se escapó de mis competencias, que bastante tuve con estudiar los tecnicismos (un tocho muy gordo) y visionar densidades, intensidades en Power Point, más los inestimables consejos de los técnicos especializados y que fue su primer paso en España. A alguien se le ha olvidado que en más de 12 años que llevan funcionando, no hubo ningún muerto ni accidentes de tráfico, como por desgracia ocurría demasiado a menudo. Con esto último, me doy más que por satisfecho de haber tirado hacia adelante con algo tan novedoso y en aquellos momentos, complicado. Con los ojos de gato alumbrando y bien pintadas, aparte de lo dicho, daba gusto entrar en Grado, parecía una ciudad moderna y estéticamente a mi me gustaba. Nada más, gracias por leerme.

Ni pintura, ni asfalto.....está la carretera rota. Pero gastar en pijadas si. Por no hablar de la carretera de la mata a llantrales