En la Avenida Fernándo Villabella (en las casas de Tamargo).
Viví allí hasta que tuve 11 años y nos fuimos a vivir a lo que hasta
entonces se conocía por
"la caleya del Bolao" y que
comenzó a ser la
Calle Asturias.
Mi familia es bastante conocida en Grao pues tienen el taller de Renault,
Hnos. Cuervo. Mi padre, Emilio, que no es hermano, si no cuñado, es uno
de los dueños.
Mi madre, Marité, es también bastante conocida en Grao porque borda y,
aunque no debería ser yo quien lo diga, lo hace muy bien. Si alguien no
me cree que se acerque a la iglesia de Grao, entre por la puerta lateral
de la derecha y mire el Cristo. Ese sudario que lleva lo ha bordado mi
madre.
Tenía un hermano,
Bernardino, al que mucha gente llamaba tan solo
Cuervo. Desafortunadamente se murió de cáncer cuando tenía 21 años y yo
16. Un duro golpe para todos, pero con los golpes de la vida no se puede
luchar. Lo único que se puede hacer es recordar a los que quieres y
tenerlos siempre en la memoria.
Me preguntas de mis recuerdos en Grado y me doy cuenta de lo mucho que
ha llovido. Pues
comencé en tercero de EGB en el colegio Virgen del
Fresno el mismo año en que lo inauguraron. Uy, sí que me hace sentir
viejo, fue entonces cuando se hicieron los colegios unificados y la
enseñanza dejó de ser en las pequeñas escuelas para pasar a los grandes
centros.
Pues eso,
hice la EGB en el Virgen del Fresno y luego el Bachillerato y
el COU en el César Rodríguez, que por entonces
era el único "insti en Grado". La
elección era esa o la profesional.
Estudié la rama de letras pues aunque en la escuela siempre había
estudiado francés (no había otra elección) en el instituto escogí
inglés, para disgusto de mis padres, que creían que nunca lo aprobaría.
Supongo que lo pillé con ganas pues gracias a esa elección mi vida
cambió.
Cuando acabé en el instituto
comencé Filología inglesa y estudiar eso es
lo que me ha traído al otro lado del mundo. A un lugar del mundo donde
nunca pensé verme y del que ahora soy ciudadano (sin perder mi
ciudadanía española, por supuesto).
Después de varias oposiciones y de estar dos años trabajando el taller
con mi familia, me presenté a unas pruebas de profesor visitante para
EEUU. Era el año
2000 y me fui a
Madrid a hacer los exámenes.
Competí
con unas 3000 personas. Pasé los tres primeros exámenes, la entrevista
con inmigración y la de una escuela en Campbell, California.
Todo esto sin saber ni donde estaba Campbell ni sin poder escoger
destino. Fue uno de estos trenes que te llegan en la vida y o los tomas o
los dejas...pero con 32 años no estaba como dejar pasar trenes, así que
me vine a California el 6 de agosto del año 2000. Un cambio de vida
para el nuevo milenio.
Campbell resultó estar a 50 minutos de San Francisco, en pleno Silicon
Valley, donde nacieron las grandes empresas de informática. Viví en San
José dos años y trabajé en un Instituto durante ese tiempo, pero no me
gustó. Los adolescentes americanos son muy diferentes a lo que yo había
experimentado en mis prácticas de instituto en España y a tras dos años
pedí traslado y mi oficial de visado me lo concedió.
Fue entonces cuando me vine a
San Francisco,
la ciudad, según los Americanos, más europea de América y, eso sí
te lo puedo asegurar, una
de las más bonitas.
Antes de acabar el curso en
Campbell, me entrevisté con
SFUSD (El
Distrito Unificado de San Francisco) y luego me fui una semana a Japón,
con mi compañero de piso de entonces, un chico catalán y una chica de
Gijón. Nos pasamos una semana en
Japón a base de bien (Tokyo es una de
mis ciudades favoritas en el mundo) y cuando llegué a casa tenía una
mensaje del
Distrito de San Francisco ofreciéndome trabajo y fue
entonces cuando me mudé a aquí.
Así que llevo residiendo en San Francisco 9 años y viviendo en la calle
Corbett, que es la calle que sube al mirador de Twin Peaks. Una montaña
desde donde puedes ver toda la ciudad en giro de 180 grados.
Y como dice la canción "I left my heart in San Francisco" (dejé mi corazón en San Franciso).
Esta es una ciudad pequeña, no llega a los 900.000 habitantes pero es un
centro financiero muy importante, donde hay gente de todo el mundo,
comida de todo el mundo, gustos para todo el mundo y,bueno, según dicen
aquí San Francisco es una burbuja dentro de América porque se rige por
unos cánones completamente diferentes.
Cuando comencé a trabajar aquí decidí probar con primaria y me
ofrecieron
Kindergarten. Kindergarten aquí es el primer año de escuela.
Entran con 4 y 5 años y tienen que salir leyendo, escribiendo, sumando y
restando al final de año...y todo esto en un programa de inmersión, es
decir, que no tienen ni idea de español .
Cuando llegan y no les puedo
hablar ni una palabra en inglés.
Pero es increíble, en un mes hablan
como cotorras y dicen cosas muy simpáticas en español. Y eso sí, recibes
un amor incondicional.
El primer día de escuela cuando los despides
para irse a su casa, te dan un abrazo y te dicen que te van a echar de
menos.
Vamos, a mi la primera vez casi se me caen las lágrimas. Estaba
de los adolescentes que solo veían en mi al enemigo y de repente abrazos
y amor. Ya ves, me gusta tanto que aunque tengo dos credenciales, una
de maestro bilingue de educación general (puedo dar todas las
asignaturas de Kinder a noveno grado) y otra de profesor de español como
segunda lengua para Instittuo...yo sigo con mis Kinder que es donde más
he aprendido y lo que más satisfacciones me da.
San Francisco me ha enseñado mucho, pues dejar el bienestar familiar
para enfrentarte a la vida completamente solo en un lugar donde no
conoces a nadie y no conoces de nada no es nada fácil.
Aquí descubrí mi pasión por la cocina. Siempre me ha gustado comer, pero
nunca había cocinado y aquí cuando llegó la ocasión descubrí que
cocinar es tan placentero como degustar la comida.
Esto y que soy un lector empedernido, ha supuesto que tenga unos 125
libros de cocina y, por supuesto, el de María Luisa, no falta en mi
colección.
Mi vida en San Francisco es bastante tranquila pues
ya se me pasó la
euforia del principio: conocer bares, ir a fiestas, restaurantes,
explorar, ver los museos, hacer nuevos amigos...Ahora mi vida ya está
"instalada" y tengo mi pequeño círculo de amig@s con los que hago cosas
muy americanas como las famosas barbacoas o ir a cenar en plan tranqui
con la botella de vino y el flan (de la flanera que me traje de Grado).
Muchas de las cosas que he disfrutado aquí han sido, lo que para mi,
significaron grandes oportunidades de aprender: he estudiado en la
Universidad de Berkeley y en la de Stanford. He conocido gente que
nunca me imaginé conocería, por ejemplo,
Salman Rushdie, Isabel Allende
(que vive aquí), Carlos Ruiz Zafón (cuando vivía en Los Angeles), y
otros muchos autores.
Ya te he dicho que soy un lector empedernido y
San
Francisco es una ciudad donde la vida cultural es muy amplia:
sinfónica, ópera, ballet, teatro, muchas galerías de arte y, sobre todo,
muchas charlas y presentaciones de libros.
Bueno, más o menos esta es mi vida en San Francisco. Pero...y Grado? Hombre, lo de ser Moscón se lleva en la sangre.
Con Grado empiezo el día pues todos los días (todos) a las 7:00 am aquí
que son las 4:00 pm ahí, hablo con mis padres y me cuentan todo lo que
pasa en el pueblo y me hablan de la gente que conozco y de la que
conocen ellos, de lo que pasa y de si llovió para La Flor y si hubo
mercadón...y todo eso. Porque aunque vivo lejos sigo estando muy cerca
de mi familia, que es la única que tengo, y mi familia esta en Grado.
Recuerdos de Grado? Buenos y malos. Pero supongo que como los recuerdos que se tiene de todo. Yo solo voy a comentar los buenos.
Recuerdo como buenos momentos en mi infancia el campamento en Matueca de
Torio, con Don Servando. Jolín, que bueno era pero que mala leche tenía
algunas veces. En total pasé 7 veranos en aquel campamento, que tenía
lo que no teníamos en Grado: PISCINA!!!!!
Lo miro en el recuerdo y me hace gracia. Se alternaba cada año si un año
iban las niñas primero al otro año la primera quincena nos tocaba a
nosotros. Siempre había que volver bien moreno del campamento y me
acuerdo de mezclar la nivea con mercromina que decían que te ponía más
negro...aunque no sé si era por el sol o por la roña, porque aunque
llevábamos jabón, tampoco era que lo utilizáramos mucho :-)
Mis otros buenos recuerdos fueron del instituto y con ello llegan
los
recuerdos de la adolescencia, las primeras salidas a Santiago y Santana.
Toda la noche de Santiago sin dormir más que un par de horas y después
al Casal a comenzar las carrozas pidiendo agua. El baile de disfraces en
la sala de fiestas El Parke. Todo un clásico. Los veranos el en Aguilar
y luego salir a dar una vuelta por Grado. Y no sé si es verdad o no,
pero parecía que había más vida, no sé si es que cuando voy ahora mucha
de aquella gente no está y los que están ya tienen su vida hecha y, como
todos, han cambiado.
Recuerdo como fueron cambiando las calles, sobre todo la mía, la Calle
Asturias, que pasó de ser un barrizal a ser una de las que se cambiaron
varias veces, desde jardines y farolas a plazoleta y parque.
Recuerdo el mercado y desde que estoy aquí
me doy cuenta de los buenos
productos que tenemos allí y que poco los apreciaba entonces.
Y es que aunque yo cocine muy bien, que lo hago,
los garbanzos de aquí nunca sabrán como los de Grao.
Cosas que se echan en falta, lo primero mi familia, aunque he de
confesar que vivo solo y me encanta, esto de llegar a casa y no tener
que hablar con nadie ni dar explicaciones de donde, cuando ni con quien,
es una placer que disfruto totalmente. Para otra gente eso sería un
calvario, pero yo eso lo disfruto.
Pues eso, que
después de la familia lo que más echo de menos son LOS
PASTELES y LOS TOCINILLOS!!! Si es que se me hace la boca agua solo de
escribirlo, así es que cuando regreso de Grado vengo como don Pimpón
pues engordo sin control. Pero no lo puedo evitar, me gusta el dulce y
para la repostería, no hay mejor pueblo que el mio.
Me preguntas cuántas veces voy a Grado.
Estuve tres años sin poder salir
de EEUU porque estuve arreglando mis papeles para conseguir una tarjeta
visa verde, que es el permiso de residencia.
Así que por tres años no
pisé ni pueblo ni patria, pero en el momento que me la concedieron,
precisamente cuando tenía mis padres aquí de visita,
mi primer viaje
fue a Grado.
Suelo pasar las vacaciones de Navidad y las de verano. Mi verano no es
el mejor del mundo pues
acabo de trabajar el 27 de mayo y comienzo el
curso el 10 de agosto (no me gusta trabajar en agosto aunque aquí haga
un frio y una niebla del carajo, agosto es pa ir a la playa!!!).
Estoy
casi todo el tiempo en Grado y
suelo pasar un par de semanas en Paris
donde tengo amigos a los que visito cada año, porque para eso he
aprendido a ser americano: si te invitan vas y luego los invitas tu a
venir.
Este año llego a Grado el 2 de junio. Salgo de aquí el 1 y como sabes
hay 9 horas de diferencia, con lo que llego
al día siguiente vía Paris,
que el mejor vuelo, ya que son solo
dos conexiones: SF - Paris / Paris -
Asturias.
Digo que es lo mejor porque en el transcurso de casi 11 años las he
probado casi todas (Milán, Londres, Frankfurt, Munich, Madrid, Nueva
York, Atlanta, Boston, Barcelona y Paris).
Bueno Javier, repito es para mi un placer poder ser participe en tu hermosa sección que has creado de
" Moscones X el Mundo"
Te envío varias fotos,
mi favorita es con una de mis alumnas
después de la ceremonia de Graduación de Kinder (sí has leído bien, aquí
también se gradúan en Kinder), no pienses que voy a trabajar en traje y
corbata. :-)
Un saludo y espero conocerte en persona en la villa javier el 2 de junio..
Edu