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La Marea Moscona no falló

Javier Alonso Navarro - Deporte - 01/11/2011 07:44


Al final se consiguió, mas de 1.000 personas acudieron a Grado para ver el Mosconia-Astur. Ver vídeo y crónica de Alvarin.

Resulta casi imposible reflejar con palabras lo vivido, ya no sólo en los 90 minutos de partido, si no a lo largo de todo un día que será recordado durante años y que queda desde ya marcado en el calendario de todos los moscones.

Ni los más viejos del lugar recordaban un ambiente similar en el Marqués, seguramente porque nunca lo haya habido en la dilatada historia de las instalaciones del Casal. No se si eramos mil, 760 o 912, da exactamente igual, lo único que importa es la alegría en las caras de un público totalmente entregado, emocionado por momentos y feliz, muy feliz.

Un ambiente de deportividad y alegría que contagió de forma inevitable a los jugadores moscones, aumentando su rendimiento hasta el infinito, y pasó lo único que podía pasar, la victoria del Mosconia, de la afición, de toda la villa de Grado.

Comenzó el choque con máxima tensión en ambos equipos, la expectación era tal que hizo sentir a todos los que en el césped estaban que no era un partido normal, sintiéndose auténticos héroes arropados por la marabunta.

Los nervios iniciales fueron poco a poco desapareciendo, las ganas de agradar eran tales que cada control de balón o pase suponía un reto, y los moscones los superaron todos. Enfrente había un gran equipo, con dos viejos conocidos llevando la manija en medio campo y el dorsal 7 haciendo diabluras por la banda, si no lograron anotar fue gracias a la altísima intensidad defensiva y a dos intervenciones providenciales de Ivo, inconmesurable en la zaga.

Cuando todo apuntaba a que se llegaría con empate al descanso, y en una portería convertida en fetiche, llegaría el primero del Mosconia, el eterno Pepe Díaz, quien si no, a la salida de un córner cruzando el balón al segundo palo llevaba el absoluto delirio a la grada. Una celebración acorde con la trascendencia del tanto y todos a vestuarios.

Los tiempos de descanso de este Mosconia 2.0 son sinónimo de diversión, Gol de Oro y Gustavo con el cartel, el chut de medio campo, música, mientras la grada bailaba al ritmo de Michel Teló cientos de niños llenaban el césped, que digo cientos, miles de niños jugaban entusiasmados con los cuarenta balones que el club regaló, el futuro de este club disfrutaba en el campo y Marcelincio animaba a los suyos en el vestuario.

Llegaron los segundos 45 minutos y como rezaban las mil octavillas repartidas con el programa del evento el público intensificó su apoyo. A más de uno emocionó el graderío entonando el "En Oviedo no me caso" con sus bufandas al viento, o los intentos de ola, que parecía tener la orilla a mitad de grada, todas morían allí...El choque parecía coger color visitante, un par de ocasiones desperdiciadas, un balón sacado bajo palos por quizás el jugador que mejor representa el espíritu de esfuerzo de este Mosconia, Alberto Amieva, hasta que cayó el empate.

Con el 1-1 el dominio pasó a ser total de los rojillos, que encerraron en su campo a los moscones, pero el guión parecía estar escrito, el Mosconia no podía perder este partido y el gol del Astur sólo hizo que añadir épica a la historia.

Llegó entonces el delirio, en una de las contadas ocasiones que los locales pasaban de medio campo, bestial cabalgada de Iván Palmero por la cal hasta la linea de fondo, balón atrás y Javi Anzo adelantándose a su defensor remata superando al portero y llevando el éxtasis a la parroquia moscona, 2-1 y el líder cayendo en el Marqués.

De ahí al final corazones encogidos con cada balón al área, llegando al límite de necesitar las palas desfibriladoras con una falta al borde del área que Varucho repelió, nadie de los allí presentes, nadie, ni él mismo, sabe como la "Araña de Cubia" pudo llegar a esa pelota, con sus muñecas soldadas voló como nunca para despejar cuando todos dábamos por seguro el gol.

El partido tenía que ser local, sí o sí, y nada podían hacer los de Oviedo, que terminaron rindiéndose a lo evidente y disfrutaron de un ambiente como quizás nunca hayan jugado.

Para despedirse y agradecer el apoyo los héroes moscones terminaron arrodillados saludando al público y manteando al presidente, auténtica clave del éxito del evento y que se merece como nadie el triunfo, así como todos los jugadores y la dupla preparadora, que salen erigidos como héroes del choque.

La fiesta post-partido será recordada también durante años, con un Periplo lleno hasta la bola y la plantilla al completo rodeada de aficionados. Jornada histórica e irrepetible. Gracias a todos.

Cróncia y vídeo de Alvarin.

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