Al que vuelvo siempre que puedo, donde
tengo a mi familia y donde me siento como en casa.Mi infancia la recuerdo jugando en el Casal, siempre con mi hermana, y con las amigas del barrio. Nos juntábamos unos cuantos en mi calle.
Ahora cuando vuelvo veo que ya no hay niños y es una pena. Fui al Virgen del Fresno y después al César Rodríguez.
Me acuerdo mucho de profesores, de Doña Dolores, y de Javi, el de música, que en el coro nos enseñó la respiración diafragmática que tanto me ha servido en mi trabajo.
Y de María Eugenia, la de inglés, que nos contaba sus viajes a Inglaterra cuando para nosotros ir a Oviedo era ya toda una aventura
Y la de francés, que me gustaba muy poco la asignatura, y ahora aquí estoy rodeada de gabachos... Qué bien me hubieran venido aquellas clases que pasé en la última fila con las dos "Rebecas" comentando anécdotas del Spook y el Redes.
Los veranos los pasaba entre los cursillos de la piscina, con el agua helada por las mañanas, eso sí que no se me olvida, la bici hasta el Bailache y la vuelta por la Mata, el paseo del río, la Aguilar...
Viví en Grao hasta los 18 años que me fui a Madrid, donde he vivido 9. Allí estudié Comunicación Audiovisual y empecé a trabajar, entre viajes al extranjero para estudiar idiomas y a Grao a ver un poco de verde.
Ahora llevo seis meses viviendo en Lyon, Francia, trabajando en una cadena de televisión europea. Me encanta mi profesión, tanto que a veces no me parece estar trabajando.
Es una pena que en Asturias no haya tantas oportunidades para los jóvenes. Somos muchos los asturianos por el mundo, y cuando nos encontramos no hablamos de otra cosa.
¿De dónde yes? De Grao, ¿y tú? No hay nada como Asturies, ¿eh? Un clásico. Ahora estoy más lejos, pero el verde de Francia me recuerda mucho a Asturias, y el río que veo desde la ventana al Nalón.
Y como dice un buen amigo mío,
"como en Grao, en ningún lao".