Además la operación en Grado, sirvió para esclarecer varios robos con fuerza perpetrados en la zona central asturiana.
Los narcotraficantes asturianos han dado un salto cualitativo en su modus operandi y han dirigido sus tentáculos hacia el entramado delictivo internacional. Tras una compleja investigación, que partió de la Comandancia de Oviedo hace un año y medio, la Guardia Civil ha logrado desmantelar a una importante organización, formada por 53 personas -once de ellas, asturianas-, que introducía hachís en Andalucía procedente de Marruecos en lanchas rápidas para su posterior distribución en el mercado británico.
El grupo asturiano actuaba como intermediario poniendo en contacto a los delincuentes ingleses, asentados en la provincia de Málaga y que se iban a encargar del envío de la droga a su país de origen, con los españoles, radicados en la provincia de Cádiz y que eran los encargados de la entrada del hachís en la península. Los marroquíes eran los que controlaban la droga.
Aunque la venta de estupefacientes era su principal fuente de ingresos, no era la única. Otra de sus vías de financiación llegaba a través de los secuestros express y fue precisamente el intento de rapto de un industrial leonés el que puso a los agentes sobre la pista.
El delegado del Gobierno, Antonio Trevín, el coronel jefe de la Guardia Civil de Asturias, José María Feliz Cadenas, y el teniente coronel de la Comandancia de Oviedo, Eduardo Martínez Viqueira, presentaron ayer el balance de la operación, bautizada como Pegaso.
Un operativo que se ha saldado con la detención, en cuatro fases -de febrero de 2010 a septiembre de 2011- de 53 personas que son de nacionalidad española, marroquí, británica y ghanesa. También se intervinieron 1.300 kilos de hachís, 15 kilos de marihuana, 580 pastillas de superx, un sucedáneo de la viagra, 30 gramos de cocaína, así como 13 turismos, dos camiones, dos lanchas rápidas, un barco recreativo, dos motocicletas y una moto de agua.
La investigación se inició en febrero de 2010 con el seguimiento que, desde Oviedo, se realizó al grupo asturiano. En junio de ese mismo año las pesquisas policiales constataron que, además del tráfico de drogas, los sospechosos estaban perpetrando robos con fuerza, intentando adquirir armas y realizando vigilancias para la comisión de un robo con violencia e intimidación en una empresa de León.
“Ante la posibilidad de que pudiera correr peligro la vida de personas, el 28 de junio se estableció un operativo con apoyo de personal de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil de Valdemoro y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de León, procediendo a la detención de cuatro personas cuando iban a cometer el atraco y a una quinta posteriormente en Asturias”, explicaron los mandos policiales. Se cerraba así la primera fase, dando por “parcialmente desarticulado” al grupo de narcotraficantes asturianos.
Arrojada al mar Aunque el dispositivo continuaba abierto, la Operación Pegaso no se reanudó en su segunda fase hasta agosto de este año cuando se logró desmantelar un punto de venta de drogas en Grado y se decomisaron 22 gramos de cocaína y dos armas a la vez que se esclarecieron varios robos con fuerza perpetrados en la zona central asturiana.
Este verano, entre los meses de junio y septiembre pasados, se activaba la tercera fase en Cádiz. El saldo: seis detenidos y la incautación de 90 kilos de hachís y una embarcación semirígida. Al ser abordados, los narcos arrojaron parte de la droga al mar.
Bajo la coordinación del Centro de Inteligencia contra el crimen organizado (CIO), con el apoyo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cádiz y de forma conjunta con el Cuerpo Nacional Greco de la Costa del Sol, culminó la operación con la aprehensión de 1.200 kilos de hachís y la detención de los 29 integrantes que restaban. Los flecos se zanjaban en la cuarta fase, el pasado mes de septiembre, con el arresto de cinco británicos y el decomiso de 15 kilos de marihuana en una plantación así como 580 pastillas de superx.
La Voz de Asturias